Diferentes tipos de libertad

Se define la libertad como aquella facultad o derecho de las personas e individuos para elegir su propia forma de actuar. Parece a priori una definición simple, pero esconde todo tipo de interpretaciones, a menudo muy personales.

Jean Jaques Rousseau, filósofo francés del siglo VIII ya comentaba que el hombre nace libre, pero que allí donde va encuentra cadenas. En ocasiones, estas cadenas son las propias leyes sociales, otras veces serán las cadenas físicas que te impiden acceder a distintos lugares, y por ultimo las propias cadenas mentales que influyen en nuestro pensamiento y nos marcan los límites de lo que podemos y no podemos hacer.

Vamos a ver a continuación una clasificación de los diferentes tipos de libertad:

1 – Libertad física:

Libertad física

Dejando a un lado nuestra voluntad espiritual, nuestros deseos, o nuestra capacidad económica. El primer tipo que aparece siempre es la libertad física para poder desplazarnos o movernos a nuestro alrededor. Dentro de este apartado, será importante conocer las distintas graduaciones que se presentan, ya que de nuevo regresamos a la interpretación personal.

Este tipo se ve amenazado por diversos factores. El factor social o político dictaminará si tenemos la libertad de cruzar diversas fronteras, o limitarnos a nuestro entorno más próximo. El factor económico nos limitará a la hora de utilizar transportes públicos, alimentarnos y conseguir de este modo alcanzar zonas más lejas o limitarnos a desplazarnos a zonas más cercanas. Y, por último, el factor educativo, limitara nuestros propios pensamientos, para enviar a nuestro cerebro y a nuestra voluntad la orden de desplazarnos al lugar requerido. A veces, ser ignorantes de lo que nos rodea es el tipo de cárcel más barato.

2 – Libertad negativa:

Libertad negativa

Comprende todo tipo de acciones que en caso de realizarse conllevan una repercusión negativa a modo de castigo. Esta cualidad forma parte intrínseca de la sociedad y de sus propias leyes, como protección esencial para la correcta convivencia con el resto de seres humanos.

Comienza a aflorar en nuestros cerebros desde la más pura infancia, cuando nuestros padres intentan educar nuestros movimientos, lo que podemos y lo que no podemos hacer, advirtiendo de sus consecuencias.

Ya de adultos, somos libres de robar comida si tenemos hambre, pero esta acción conlleva una reacción negativa. Podemos seguir nuestra voluntad o nuestros más bajos instintos y entablar peleas con otros individuos o invadir la propiedad privada. Curiosamente, el castigo más habitual y socialmente aceptado es la privación de la libertad física (apartado 1), confinando al malhechor a la cárcel, o a un psiquiátrico. Y si su mente aun continúa transgrediendo las normas, se reduciría su libertad al máximo mediante una camisa de fuerzas o una camilla con correas.

3 – Libertad individual:

Libertad individual

Otra forma en que podemos clasificar la libertad es la propia individualidad, que consiste en tener la libertad de desarrollar y expresar nuestra propia personalidad, bajo las distintas presiones sociales o limitaciones de libertad tanto negativa como física.

De alguna manera, los individuos desarrollan sus propios gustos, su forma de pensar y sus propias aspiraciones laborales y sociales. Siempre que el resto de libertades lo permitan, nos decantamos por una u otra profesión, elegimos el lugar de residencia, o elegimos el tipo de ropa para vestir.

Lo característico de la propia libertad individual es que siempre está en continua lucha contra las fronteras que la delimitan. Nuestra voluntad siempre tiende a mejorar, y por ello, recorre el camino hasta el punto máximo en el resto de libertades obliga a parar.

Tenemos la libertad de elegir, pero no todo está a nuestro alcance. Las personas que nos rodean tienen sus propias libertades individuales que no podemos modificar. Podemos enamorarnos de personas que no nos corresponden, o desear objetos muy caros o inalcanzables para nuestra economía. Queremos ser cantantes famosos, pero nos conformamos con servir hamburguesas en un establecimiento de comida rápida.

La libertad individual requiere la lucha constante por mejorar. Dicen que todo es posible en esta vida si con cada caída, te vuelves a levantar, y mantienes tu voluntad enfocada en tus metas. El esfuerzo continuo y la tenacidad pueden conseguir que alcances todo lo que te propongas. A veces, los sueños pueden hacerse realidad.

4 – Libertad financiera:

Libertad financiera

La libertad financiera es un concepto íntimamente relacionado con el dinero. Y el dinero, no es otra cosa que un artificio humano, que establece diferentes valores a los objetos y a los servicios que podemos disponer socialmente.

El concepto de libertad financiera supone que el individuo tenga tal capacidad económica que no necesite preocuparse por el dinero. Lógicamente, la libertad económica absoluta no existe, porque siempre habrá algo que no podamos pagar.

Se duele decir que las personas millonarias, que disponen de un gran capital tienen la libertad para hacer lo que su voluntad les dicte. Siempre bajo las fronteras que dictaminan otros tipos de libertad. Aunque el dinero, a veces es capaz de saltarse las propias fronteras sociales y el resto de libertades, llegando incluso a comprar personas, comprar derechos y pagar otros tipos de libertades. Ya lo hemos visto en muchas ocasiones, cuando muchos ricos transgreden la ley, pero no acaban en la cárcel. El dinero, es sin duda, la principal herramienta de la libertad. No nos da la felicidad, pero sí que nos abre un amplio abanico de opciones donde poder elegir.

5 – Libertad de expresión:

Libertad de expresión

Por último, nos queda la libertad de expresión, de opinión, o de actuar acorde con nuestros propios pensamientos, sean éstos adecuados o no para la mayoría de la sociedad, sin importar el tipo de gobierno o liderazgo bajo el que la persona le toque vivir.

Este tipo de libertad está profundamente arraigada en la esencia del ser humano, y se ha venido promulgando por todos los grandes líderes políticos, espirituales e incluso religiosos, a lo largo de la historia y en todas las regiones del mundo.

Sin embargo, la propia historia nos muestra los intentos por controlar este tipo de libertad. Ejemplos como los campos de exterminio de los nacis durante la segunda guerra mundial, o la inquisición española de la edad media que quemaba toda aquella persona que pensara de forma diferente. Las distintas dictaduras, desde los primeros Cesares romanos, hasta los actuales califatos, en los que se castiga la homosexualidad o la infidelidad conyugal con la muerte.

De nuevo esta libertad choca con el resto de libertades, y alcanza su camino tan lejos como el resto le dejen llegar. Hoy en día podemos expresar nuestra opinión de manera libre, pero acto seguido, debemos atenernos a las consecuencias.

Otra vez las invisibles cadenas de la libertad negativa, nos aprietan la garganta, esperando a ver qué es lo que tenemos que decir…

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